Las casas suecas son un ejemplo de inspiración que alegra la vista de más de uno y una, y no hace falta tener mucha idea de decoración para amueblar un salón amplio y luminoso con un sofá, una mesa, alfombra y alguna que otra butaca donde dormir la siesta.
Parece que tenemos miedo a veces a meter más luz de la que ya hay y tendemos a utilizar esos pequeños focos que iluminan rincones concretos tales como esquinas o lugares de lectura, pero ¿por qué no atreverse con esas majestuosas arañas de techo a juego con los textiles?
Y como no ... la decoración de la pared. No hace falta hacer de los espacios amplios una galería de arte, basta con saber poner las cosas adecuadas en el sitio idóneo. Podemos rellenar los huecos grandes con una obra vistosa y colorida si se trata de un salón diáfano, o bien podemos arrojarnos a la piscina y proponer ideas y formas varias con un montón de cuadros y serigrafías. En mi opinión, a estos dos salones les va muy bien un grabado gigante o muchos de tamaño medio, ¿qué os parece a vosotros?. También se puede optar por revolver en el desván de los abuelos, siempre hay algún reloj de pared escondido como el que sale entrecortado en la primera imagen.
Fijaros en esos libros apilados que están debajo de una estantería anclada en la pared a modo de mueble auxiliar (ideal para la vajilla de los domingos, los juegos de mesa, la cristalería de licores y alguna que otra perdida). En pleno siglo XXI nos volvemos a lo funcional, a lo práctico y sencillo, a mesas pequeñas y cuadradas en colores lisos, con ruedas o que tengan esa repisa que tanto nos gusta para apoyar las bandejas o el último nº de nuestra revista favorita.
Y, como estos salones me han gustado un montón, os propongo el comedor a juego, papel pintado con motivos muy especiales y color resultón, plantas y lámparas grandes colgadas del techo que seguramente alumbren a media luz, ventanal y taburetes de cafetería, sencillos, cómodos y negros.
Ideas: Freshome
