Londres, una ciudad que no conozco y que tengo muchas ganas de visitar. Los que han ido me aseguran que los mercadillos enamoran, que la ciudad de noche encanta y que de día es pura maravilla. Desde luego, que si la ciudad es como este apartamento londinense, no cabría la menor duda de que me quedaría a vivir allí ya mismo.
Hoy, Holly Becker, interiorista inglesa, nos muestra este apartamento. Cada rincón guarda secretos de lo más insospechado, sus paredes blancas, decoradas con accesorios de lo más retro, rompen con la tranquilidad de esta casa para hacer de ella un auténtico hogar.
El detalle de los espejos no es para menos, pero lo que más llama la atención es esa mesa de mediados de siglo XX combinada con las sillas transparentes y el pequeño florero al centro.
No hay problema alguno para compatibilizar la sala de estar con la cocina, de estilo americano, también en blanco y con objetos, de nuevo, de los años 50 en adelante. Las escaleras del pequeño loft rompen con la estética tradicional, dejando paso a la amplitud al eliminar las barandillas. Además, se ha decidido premiar muy mucho la claridad, ya no sólo con los matices blancos, si no con mucha luz artificial además de natural.
¿Qué os parece?
A lo grande, así lo han decidido para con este dormitorio. La pieza central, el cabecero. La secundaria, el espejo. Con lo blanco combina el marrón de la madera y la forma geométrica que dibuja el cabezal en la pared. A pesar de ser bastante cargante, aporta, junto con el marco del espejo, muy clásico y acorde con la época, el toque de glamour a la habitación principal. Puede ser, en mi opinión, que se eche de menos una lámpara apropiada de la década, pero en este caso han optado por los halógenos como fuente principal de iluminación. Seguro que los habitantes o inquilinos de este hogar, disfrutan de unos dulces sueños sin agobios, aunque si eres uno solo y te decides aventurarte en el mundo anglosajón, tampoco está nada mal.
Así, da gusto vivir en Londres.